Los vientos destellantes
de mi infancia
que hicieron temblar el despertar de mi alborada,
cruelmente me anunciaron que me iban a acompañar
desde mi primera alegría hasta la última luz de mí
existencia.
que hicieron de las pintorescas carpas de circo
una gran paloma de tristeza e impotencia,
me enseñaron la desilusión
en una promesa.
La ráfaga de los aires coléricos
que hicieron de mis noches infantiles
la morada de zombis y duendes escabrosos,
han reaparecido en la esquina de un sentimiento libre.
¡ Oh viento que amenazaste mi niñez!
con tus correrías tan mal intencionadas,
te llevaste mi bolsón de recuerdos sagrados
y la palabra del poeta pidiendo una oportunidad más.
Suspiros de dioses incontrolados,
que defendieron a Chuqui de un poblamiento para
ustedes hostil, apártense de mí, ya incontrolada vida,
porque reflejándome en su
espejo, lucharé hasta el
desenlace fatal.
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