domingo, 22 de septiembre de 2013

VIENTOS DE CHUQUICAMATA


Los vientos destellantes  de mi infancia
que hicieron temblar el despertar de mi alborada,
cruelmente me anunciaron que me iban a acompañar
desde mi primera alegría hasta la última luz de mí
existencia.

Esos vientos del mineral  de Chuquicamata
que hicieron de las pintorescas carpas de circo
una gran paloma de tristeza e impotencia,
me enseñaron la desilusión  en una promesa.

La ráfaga de los aires coléricos
que hicieron de mis noches infantiles
la morada de zombis y duendes escabrosos,
han reaparecido en la esquina de un sentimiento libre.

¡ Oh viento que amenazaste mi niñez!
con tus correrías tan mal intencionadas,
te llevaste mi bolsón de recuerdos sagrados
y la palabra del poeta pidiendo una oportunidad más.

Suspiros de dioses incontrolados,
que defendieron a Chuqui de un poblamiento  para
ustedes hostil, apártense de mí, ya incontrolada vida,
porque reflejándome en su   espejo, lucharé  hasta el

desenlace fatal.

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